domingo, 24 de noviembre de 2013

Mañana. Jaime San Juan




Mañana es una palabra larga
ma
ña
na
Y sigue
Hablamos del tiempo como hablamos de café
Corto, largo, descafeinado
Las mañana me saben a futuro
y las noches de trasnoche
y su fruto sabe
¿sabes?
mañana
preferiría no saber.

domingo, 17 de noviembre de 2013

No future. José Payán.


FEO ES UN VERSO PARA ESTAR DESNUDO FRENTE AL MAR

para dibujar escaleras y mantenerse despierto.

Sentido del placer oblícuo, ombligo desierto.

Enchufado a una escayola para ver dibujos animados.

Encendio en un jardin sin frenos.

Selvas, amapola y discursos.

Semillas de supervivencia.

Instalados en el ático.

Atisbos.

Puros para regalar.

Ejecutar un proyecto.

L7

Umplugued.

Efímeros días finales.

Suerte para el recreo.

Volver a empezar.

lunes azules.

Paz y amor.

El gato del quinto deja huellas.

Tienes la caldera en números rojos.

Sacando la pierna me pones.

Casi estamos en Febrero.

Casi pasó Septiembre.

Casi octubre me divierte.

Casi siempre acabo con un punto.

El teniente no oye.

Aerolíneas subacuáticas atómicas esdrújulas.

Kalimero tiene a Kobi.

Suelta la melena de piel de indio.

Sácale un grano de arena del ojo para pelear por un sitio en la playa.

Dile a Funky que haga surf.

La tele está apagada hoy.

Mañana vuelve Manuel.

El vecino del quinto tiró una pinza a la calle.

Alas de pollo para guitarras acústiacas.

Suele venir Maica a visitarme.

Para adentro pienso tendré sed.

Cualquier tortuga es bienvenida.

Paris se la jugó en Europa.

Apagado.

Cualquier tiempo pasado va detrás de la esquina.

Cualquier concierto es mejor que tú.



Sabes volar después de ponerte el collar.



El sol atraviesa la ropa.



Paula necesita un jadeo, necesita que le digan al oido que sabe cantar, al rededor de bajos y gitarras agitadas.Para caminar hacia el ritmo del tambor. En sucesivos acoples a un bafle roto.



Para Amelia ir al colegio es un acto de fe.

Es un colegio público.

Eduardo perdió las zapatillas y volvió solo a casa, sin zapatillas y con un reloj nuevo.

Esta cancion de bylli idol parece de depeche mode.



Almanaques vacían el tiempo en relojes de arena.

Sedimento de fósiles.

Suelen cojerme en brazos y tirarme al cielo, no se porqué lo hace, no se porqué no la besé, será ciego.



Saliba subliminal entiende porqué tu boca está entreabierta.



Se inventaron las puertas para transpasarlas.

Alimentando insectos... analizando esputos...



Agua para beber alquitara alazán.



ZAS



Ramón vuelve de viaje.

Alicatador de persianas enrolladas adrede para ver salir los girasoles de Van gogh.



ye. iee.



Andrea pierde el bolso cada vez que sale de casa porqué amamanta un fábrica de corderos.

Envía cartas por correo urgente.

Por fin me quedé solo.



Maravillas creadas por animales de piedra, casi pongo ángeles de piedra, no se que quedrá mejor, an... la verdad es que iba a poner animales porqué no buscaba el acento.

en fin así vamos tirando.

Poleo menta.

Sacar a Pipi al balcon.

Batería de cuerdas.

Por la laguna estigia corre pedro picapiedra con la abeja maya y el mago del puerto.



Sudar arena es síntoma de haber estado tirado en la arena.

Saldré de nuevo a dar patadas al globo.

Suele haber fiestas en los andenes.

Suele haber perros en las calles.

Tú me lo explicas todo.



Pronostico un concierto de asteriscos.



Hay fantasía en tocar un fantasma.



Colgar cuadros de la guillotina para que caigan conejos, un sombrero en la cesta,

depilaré tu barba.



reflejo de Silvia.

Casi nada es perfecto.

Aleluia.

rosa en carne viva.

Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa...

Heaven

Lo que escribo es silencio.

Boina.

Se acabó la fiesta.









P,D, ejercicios de libertad.

                                                                                  http://danielcabralphotos.blogspot.com.es/2008/05/perros-de-la-calle.html

martes, 8 de octubre de 2013

Crónica del Futuro. Okoriades Varacri.



Nota: Cómete todo tu dinero.

Acto cotidiano del nacimiento de un miembro más”.

Por favor, ciudadano, hemos llegado a su parada.
Antes de bajar, por favor, desnúdese completamente y deje sus ropas en el incinerador que encontrará al lado de la salida. Después, eche un último vistazo al interior del vehículo que le ha tenido en sus entrañas durante todo este viaje, despídase, sienta su voz cálida en lo más profundo y, cuando haya procesado el mensaje, cierre los ojos y salte al vacío.
Lo que encontrará en el exterior es algo creado exclusivamente para usted y para el resto de los mortales. Todo lo que vea, huela, toque y experimente, es el producto de un larguísimo estudio realizado para que usted, junto a los que forman la humanidad, consigan alcanzar… lo que nosotros le enseñemos.
A partir de ahora, deambulará solo, (aunque crea que tiene alguien a su lado). Ese será el efecto que producen las relaciones entre uno y otro producto, es decir, entre usted y otros como usted. En esa soledad deberá entender la realidad que tiene a su disposición. Para que lo consiga, se han creado una serie de herramientas indispensables, que debe incrustárselas (literalmente) en su cerebro, hasta que consiga darle la forma que se adapte a su yo social.
En esas relaciones deberá utilizar el código de comunicación elaborado para ustedes. Con él lograrán establecer distintos tipos de relaciones que les servirá para definir su verdadera personalidad en el transcurso del tiempo. Algo que podrá equivocar a muchos y que solo unos pocos entenderán y se acoplarán perfectamente a la realidad creada.
Algunos de los entendimientos que debe priorizar y que intentarán desestabilizar su evolución, estarán camuflados bajo aparentes estremecimientos; pero no tema, es un proceso que va en desuso y que lentamente se está extinguiendo del comportamiento primitivo. Cuando logre entender, razonar y experimentar el valor de la enseñanza que se le ha otorgado (como miembro de un sistema perfectamente engranado), no habrá ningún estremecimiento más.
Acerca de esta cuestión escuchará, a lo largo de su existencia, que existen términos y conceptos, promulgados por especímenes que intentan desestabilizar los colores y el poder del sistema; no les escuche, para eso le hemos incrustado una herramienta eficaz contra ellos: la hemos denominado “guetos”; no intente nada, con el tiempo descubrirá para qué sirven y no hará falta que se aleje de la línea.
Respecto al tiempo, usted estará formando parte de una sociedad que camina hacia la evolución perfecta guiada por la ciencia y la tecnología. Eso le permitirá acceder a estadios de conocimiento que jamás habrá imaginado. En esa evolución, usted formará parte de los proyectos de deshumanización preparados para crear una sociedad única, en la que esa tecnología suplirá muchos de los funcionamientos que, actualmente, ralentizan el proceso evolutivo; por ejemplo:
  • Eliminaremos puestos de trabajo para humanos y los sustituiremos por los nuevos seres; máquinas perfectamente adiestradas. (Sobra decir las características sobresalientes de esas máquinas.)
  • El poder económico, seguirá rigiendo los designios de su existencia. En usted está pertenecer o no a esa evolución. Para eso, se le irán instalando progresivamente en su cerebro, dosis de comportamientos que irán moldeando su actitud, acercándolo cada vez más, al modelo que privatizará el mundo.
  • En esa programación, se incluirán pruebas poderosas, para enfrentarse al miedo que puede producir, perder una identidad humana y acceder a la de la máquina. En el caso de que existan demasiados rechazos, el sistema ha elaborado un plan de choque: todos los reaccionarios serán declarados “rebeldes” y serán perseguidos por su bien. (Si quiere informarse detenidamente de los procesos de persecución y castigos, están expuestos en el artículo 34 de la constitución del sistema).
  • La evolución controlada por las nuevas máquinas permitirá erradicar comportamientos ajenos al sistema. Aquellos que no logren adaptarse a estas nuevas tecnologías, tendrán diversos finales, dependiendo de la “utilidad” que puedan prestar a la evolución.
  • Durante cierto tiempo, seguiremos creando pequeñas “fantasías”, que mantendrán la existencia en el hilo de la incertidumbre que necesitamos. Esas fantasías bloquearán a los indecisos o les harán enfrentarse a sí mismos hasta desenmascararse. En ese proceso es muy posible que busquen en sus adentros los vestigios de una sociedad arcaica y lejana, destruida por la melancolía y la nostalgia; durante ese proceso, el sistema adquirirá más fuerza y desarrollará más armas para acabar con cualquier insurrección.
  • Todo lo que suceda durante el transcurso de lo que nosotros hemos creado cómo “VIDA”, tendrá la suficiente fuerza como para anular cualquier intento de expandir algo que no sea lo conocido. Es decir, nadie, absolutamente nadie que no pase por el ojo del sistema, podrá moverse por el mundo sin pasar por los estamentos creados para el control. Ya sean del ámbito que sean.
  • La cultura tendrá definida claramente su postura elitista y selectiva. Los elegidos seguirán dictando qué se debe y qué no se debe hacer y cómo se debe hacer. El resto lo aceptará sin reparo y, para eso, los elegidos, utilizarán los canales que les hemos programado. Asimismo, los propios elegidos probarán el verdadero poder del sistema creado: creerán que hacen lo que quieren, cuando en realidad, no saben que hacen lo que les hemos dicho que hagan. Al final, cuando mueran, la misma sociedad que hemos creado ya se encargará de hundirlos o de encumbrarlos. Eso alimenta nuestro progreso y nos llena de satisfacción, pues nosotros definiremos qué es lo que se debe mover y de qué modo se debe provocar a la masa inculta, para acercarlos a los niveles de cultura que necesitamos. (Los círculos establecidos, serán potenciados y nunca vilipendiados; aunque entre ellos se muerdan. Eso no nos importa, si cae uno, ponemos a otro).
  • La religión, no cambiará mucho: El bien premiará, y el mal castigará. Los conceptos bien y mal, serán regidos por el código del sistema. Nada ni nadie podrá discutirlos. La raíz y el origen del sistema será el árbol teologal: amamantado con dinero.
  • La información que falta para su formación completa, la asimilará durante el transcurso de su existencia. Para eso ya nos encargaremos de redirigir sus movimientos, sus pensamientos, sus necesidades, sus miedos y sus instintos. Lo haremos de la forma más sutil, sin ser vistos y manteniendo el control y equilibrio de un sistema, que (NUNCA LO OLVIDES): “Te ama, te ama desde lo más profundo de tu ser. Te añora y cree en ti, porque eres un ser único y lleno de luz. Un ser capaz de evolucionar hasta la perfección, de aceptar que vives dentro de nuestro orden y que entiendes que para existir, es necesario pasar por las pruebas que NOSOTROS, te ofrecemos”.
    Fin de la primera enseñanza


Nota: Recuerda que para cualquier acción que decidas ejecutar por cuenta propia, como: mantener relaciones sexuales, hablar, pensar, liberarte, crear o destruirte, entre otras, debes tener el permiso apropiado, que puedes solicitar a través de la página “Programa Mental Mundial”.

Por favor ciudadano, hemos llegado a su parada”…










BiO: Locutor y realizador de radio, psicoterapeuta, técnico en audiovisuales y contador de historias. Socio del ateneo republicano, asociación Mistium, Asociación Arkanos, colaborador en revistas: Sede, Culturamas, Xilote, Mistium y director del proyecto radio Onda cleobis.Ganador del concurso de narrativa Ateneo Blasco Ibáñez (2011). Finalista poesía fantástica Minatura (2011). Finalista concurso poesía Ateneo Republicano (2012).

viernes, 4 de octubre de 2013

La Espera. José Pastor.

¿A qué esperamos?
Nos pasamos la vida esperando,
esperando a ser mayores de edad,
esperando una oportunidad, esperando un amor,
esperando que nos toque la lotería.
Esperando estúpidamente que cambie la suerte
o simplemente esperando un cambio,
algunos incluso esperando que un nuevo profeta
solucione los problemas del mundo.
Esperando que llegue la hora de comer
o el fin de semana o las vacaciones de verano.
Esperando el turno en la fila del paro,
en la cola de la pescadería, en la lista de espera del dentista.
Esperando no molestar
esperando al camarero, a los amigos, a tu pareja,
haciendo tiempo hasta que llegue la hora de cerrar, cenar
e irse a dormir.
¿Cuánto tiempo más podremos seguir en pie? me pregunto.
No esperar nada puede ser que sea nuestra única oportunidad.
Y tomárselo con calma
sin tener prisas
que sea la muerte la que espere.


http://www.flickr.com/photos/natich/5013183166


BiO: José Pastor (1967) ha publicado Alguien tiene que limpiar la mierda (ediciones RaRo), El ruido de los cuerpos al caer (Groenlandia) y relatos y poemas en varias revistas y antologías.

domingo, 29 de septiembre de 2013

La escena. Marina Aguilar





Dos hombres aparecen en la escena. Una débil bombilla ilumina sus apagados rostros emitiendo destellos intermitentes en medio de la penumbra.
Ambos se disponen el uno frente al otro en sendas sillas marrones algo desgastadas, bien por el número de años que llevan en este mundo, bien por la inesperada utilización abusiva por parte de alguno de los sucesivos dueños que en todo este tiempo puedan haber tenido. Las sillas están situadas de manera que las miradas de aquellos dos hombres irremediablemente se cruzan.
Los dos sujetos se miran fijamente. La oscuridad en la habitación que les rodea es tal que sería imposible afirmar con estos datos que la habitación existe; no cuentan con evidencias que garanticen un supuesto de este tipo.
Ambos permanecen quietos, inexpresivos, se diría que su postura es casi molesta para el observador. El tiempo avanza a saltos.
De repente, uno de ellos, no diremos cuál, evitando así hacer cualquier distinción marginal, comienza a mover los músculos de la boca. Trata desesperadamente de abrirla, aunque con un objetivo aún inexplicable. El por qué de su acción no es conocido, sólo se advierte el intento angustioso de ejecutar dicho movimiento de apertura, terrible e impotente, comparable al de aquél que se empeña en mover un miembro del que carece. Pareciera como si sus labios y su mandíbula se hubiesen sellado por medio de alguna artimaña invisible.
Tras varios tanteos, todos nefastos, el hombre que ha tratado en vano de mostrar con entusiasmo su orificio bucal se encierra en sí mismo, nuevamente, bajo su inicial postura inmóvil.
Todo esto ha ocurrido durante cinco largos minutos. Durante ese tiempo, la bombilla parpadeante no ha cesado en su labor y el espectador puede haber percibido fácilmente la progresiva crispación de los individuos que actúan.  
Otra vez el silencio. De nuevo, esos insípidos tonos oscuros cubriendo la habitación; antes, al estar la atención concentrada en la acción, por muy pequeña que fuese, de los actores, los grises se habían vuelto menos grises. Pareciera que, a medida que aumentaban los intentos de comunicación entre ambos, la habitación se realizaba, esto es, se generaba, llegaba a ser real. Y el color da realidad a las cosas.
De nuevo, el hieratismo de sus marcadas figuras describiendo una línea tras la que se desdibuja todo el cuerpo. Tan sólo un contorno, tan sólo una huella puede advertirse. El resto, el cuerpo, permanece borrado.
¡Eh! ¡Es el otro hombre! Parece que hace una mueca. ¡Está hablando! ¿Es posible? ¿Habrá sido capaz? Pero, un momento. ¡Sus palabras! ¡No se comprende nada de lo que dice! Habla una lengua desconocida. Parece crearla a partir del movimiento de sus cuerdas vocales. Calla. Ahora ríe, a carcajadas, de repente. Su risa es perversa. En ella advertimos una maldad intrínseca. Ésta sí se entiende muy bien. Es una risa nerviosa, impaciente, desesperada y desesperante, incluso odiosa para aquél que se esmere en su observación, que experimente la situación con algo más que atención, que tenga verdadera sensibilidad.
La risa se extiende demasiado en el tiempo. Quien observe con atención, tal vez no aguante más de diez segundos. En los casos más graves de apatía, hasta tres e incluso cuatro minutos.
Tal vez pensemos que está loco. Tal vez nos hagamos a la idea de que no dice más que incoherencias. Tal vez. O tal vez creamos que hay algo que lo mueve a hacer lo que hace, y que lo hace de un modo consciente, sopesando las posibles consecuencias que sus actos, totalmente voluntarios, puedan tener. Tal vez.
Aquel hombre, aquel actor, continúa riendo. No sabemos cuándo acabará. Entretanto, el otro intenta levantarse de la silla. Lo consigue, pero en seguida cae al suelo, cegado por la única luz que ve.
Lamentable espectáculo, pensará, no sin cierto abatimiento, un espectador que considere seriamente la cuestión. Sin embargo, uno risueño, reirá, apoderándose así de la perversión y del goce.

martes, 24 de septiembre de 2013

Futuro imperfecto, subjuntivo y condicional. José Antonio Olmedo López-Amor

Árboles secos.  José Antonio Olmedo López-Amor


El futuro es ese lugar imaginado donde viven los sueños, las esperanzas, un lugar al que nos encaminamos por senderos distintos, el inhóspito mar que irremediablemente abrazará las corrientes humanas de nuestras azarosas vidas . Algunos se empeñan en oscurecer ese futuro, o tal vez en manipularlo para que discurra a su antojo y aunque sabemos que gran parte de ese devenir lo configura el pasado, por suerte no hay matemática posible que vaticine su resultado final, o debería decir su desenlace final, ya que ese resultado como cima y cumbre de toda vida o inteligencia pensante es sin duda la muerte.
El futuro es el lugar donde pasaremos el resto de nuestra vida, por tanto durante nuestro presente invertimos toda nuestra organización y energía para intentar garantizar que la felicidad formará parte de ese acontecer que nos espera, volcamos todo lo que somos intentando influir en el albedrío del caos que seguramente no escuchará nuestras peticiones, pero nos tranquiliza intentarlo.
Hay personas que aceptan su vida tal y como viene, que no les asusta lo que el futuro les depare, otros desean averiguarlo de antemano y ponen sus ilusiones y dinero en manos de videntes. Los hay que no piensan en el mañana, como también los que todo lo que hacen es pensando en ese tiempo, y sin embargo no hay futuro para todos, y su cúpula de cristal de resquebraja por momentos en función de nuestros actos.
¿A qué tipo de futuro podemos aspirar viviendo en una sociedad corrompida que no es más que una dictadura disfrazada?. Si obedecemos, sin duda optamos a un futuro de sumisión y sufrimiento, si desobedecemos, cambiaremos la sumisión por lucha, pero persistiremos en el sufrimiento ya que luchar no significa vencer. Sin duda como sociedad nos hemos equivocado, hay líneas que nunca debimos traspasar, y si hoy podemos llenar hojas enteras con todas nuestros desengaños y atropellos, quizá sea por haber tomado decisiones a la ligera o por no haber cuestionado a quien manipulaba los hilos.
Si el sistema fracasa, el futuro debería estar en manos del pueblo, debemos comenzar un protocolo de emergencia, pero lejos de votos en urnas y de politiqueos jerárquicos, lejos de todo lo que ha fracasado fehacientemente. El pasado nos enseña que la Historia ha sido escrita con sangre, con explotación, con guerras, con una flagrante vulneración de los derechos humanos, los presentes deben ser siempre una transición, pero para aspirar a algo más hay que aprender de lo vivido y no ir repitiendo los errores.
Soñamos la grandeza de bellezas no ocurridas, porque venimos de lo tristemente acontecido, e ignoramos que quizá en lo venidero es donde la realidad reserva toda su crudeza.
Venimos de un extenso y dilatado pasado constatado, vivimos el más breve tiempo que existe, el presente, y estamos condenados a desarrollarnos y morir en un futuro incierto y desconocido que será el continente y testigo del universal porvenir.
En la filosofía del “nunca tiempo” el eterno presente es la creencia de que el pasado y el futuro son irreales y el presente es el único y constatable bastión en que vivimos.
Tanto el pasado, como el presente o el futuro son ámbitos del Tiempo, esa cuarta dimensión que nos flagela y somete a sus escarnios, y el ser humano, en su intento por trascender al imposible ha inventado el Arte o la Religión, disciplinas que luchan contra el veredicto de la Ciencia o el Pensamiento, materias que nos tachan de efímeros e insignificantes.

Mientras exista la vida habrá un futuro para alguien y cuando ya no exista un ápice de ella, seguirá muriendo un presente para que nazca un futuro, continuará el eviterno ciclo mecánico del Universo más allá de nosotros y de nuestras tentativas. Entretanto, seguiremos escudriñando los posos del café, las cartas o las bolas de cristal con el ansia de encontrar un atisbo de futuro, seguiremos padeciendo esa necesidad de saber qué nos espera más allá del mañana porque está en nuestra naturaleza conocer los secretos que duermen en lo desconocido, entre otras cosas, para dejar de temerlo.



sábado, 14 de septiembre de 2013

Literatura de Frontera. Raúl B. Caravan

Things They Took To War, 1915 [Official-issue Pocket Contents]



tan solo quisiera
que el singular rastro
que mi andar cansino
dejase a mi paso
por este camino
fuese no otro más que un libro

en la barra de un bar de cualquiera.

retratado.

abandonado.

habiendo traicionado ya las trincheras de la fraternidad
del amor, y
bebiendo libre de cualquier bandera

ensangrentado, en blanco y negro.

bajo una tarde de sol disfrazado
y ya lejano y carcomido
su recuerdo, como el libro, olvidado.

un libro, tan solo eso, de poemas.
por mi no escrito. un libro en llamas.



jueves, 12 de septiembre de 2013

Puertas. San Juan Salas.



 Acabo de cerrar la puerta y me arrepiento. No, una puerta que se cierra no abre otra, ésta está bien cerrada, y por dentro.  Desde fuera aporrean la puerta simios desnudos, vacilantes pero agarrados a la rama que les da de comer. Las cuatro paredes del vértigo me gritan, rezuman baba borracha de incertidumbre tóxica, o eso parece. ¿Dónde acaba la quimera de un horizonte y empieza el testigo de unas medias? Repto hasta mi alcoba y ajuares de redención arropan mi soledad, una noche fría que me abriga pero despiadada. Entre la puerta y yo hay un abismo, un cataclismo, un escalofrío. Las sábanas de los besos cubren mi torso hético por su perfume, y caigo de nuevo, frío ante una realidad que empapa tuétanos y reduce sesos, tibio por el mal presagio que dicte mi epitafio. Mala sombra me cobija, pero mía al fin y al cabo.



Silent Hill 4: The Room


WEB:  http://sanjuansalas.wordpress.com/


miércoles, 11 de septiembre de 2013

A la vez. Alba Ballesta

Intento utilizar algún pretérito perfecto, aunque fracaso. Como máximo, puedo echar mano del imperfecto, mucho menos comprometido. Aun así, poco importa, pues ni siquiera el recuerdo se concibe en pasado. La memoria se escribe en presente y el olvido la borra, también en presente. Todo ocurre a la vez, a pesar de que el lenguaje se empeñe en fragmentar el mundo para que lo percibamos de acuerdo a los tiempos verbales. Conozco a un señor que dice ver en subjuntivo, igual que hay personas que ven en blanco y negro. Si le preguntas cómo se siente uno al ver en subjuntivo, siempre contesta: No creo que pueda darte una respuesta. Si insistes, él insiste también en su imprecisión: Dudo que sea mejor que ver en indicativo. Yo no dudo que sea mejor; en todo caso, que sea peor. Conviene que el vaso esté medio vacío y no medio lleno, pues los casos de personas ahogadas en un vaso de agua suben como la espuma, incluso si se trata de agua sin gas. Quizá sea esa, y no el cáncer, la amenaza de muerte más peligrosa en el futuro, cuyo síntoma más palmario se manifieste a través de una anomalía en el sentido de la vista, que consiste en remontarse en el subjuntivo. Sí, puede que la clave esté ahí.

Ahogamiento en vaso de agua
Priscilla Lumbreras Fernández

Alba Ballesta siempre tuvo la impresión de que muchos nombres no encajaban con los objetos o individuos a los que designan. Alba Ballesta no está segura de llamarse Alba Ballesta y teme caer en la impostura. Juega a ser otras personas en un blog: http://fotogramaspsicosomaticos.blogspot.com.es/



¿Escuchaste? Ana Romano


Miraba la luna
y fue tu cara la que brilló
Miraba el lago
y tu mano fue la que se asomó
Miraba el cielo
y tus ojos entonces titilaron
Miraba el futuro
y tu nombre fue el que susurré
¿Escuchaste
mi llamado?


Added: July 28, 2011 | Image size: 400 x 265 px |
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redmorninglights.tumblr.com | Source: link


Ana Romano (Córdoba, 1944) Profesora de Francés. Obtuvo premios y  menciones en certámenes literarios e integró varias antologías. Participó en talleres de poesía coordinados por Fernando Molle, Walter Cassara, Hernán A. Isnardi y en la actualidad con Rolando Revagliatti. Ha publicado un libro de poemas: De los insolentes fantasmas (Vela al Viento, Argentina, 2010)

martes, 10 de septiembre de 2013

Futuro no es tiempo. Álibe


Futuro no es tiempo,
es polvo en suspensión.
Futuro no es distancia
es ser durmiendo la mona
en el barracón de la ciencia.

Su relieve no despierta,
sólo a grito manufacturado.
Futuro es un manojo de leds
sobre un vertedero cósmico;
cae en mal estado
como fruta expuesta al sol.

Futuro es cartografía tóxica
sobre una nube insurgente;
boca que toma la cápsula
sin el microchip de la emoción.



Cartography Portraits – Ed Fairburn



Álibe.  Liriconauta.
Residente y nacionalizado en los fértiles márgenes del río Tajo, a su paso por Aranjuez. Dispone de varios cuerpos poéticos publicados: “Las cenizas del edén” (1997- Alba), “Ecos de  Aurora” (2000 - G. Arminio), “Rictus Mortis” (2009 – Visión Libros).
Su singladura no se detiene en la creación. Una gran parte de su compromiso con las letras está vinculado con eventos y proyectos culturales de diversa naturaleza. Actualmente está inmerso en la entidad de difusión literaria: “El Clan de la Medusa”.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Celo. Julio César Álvarez

Future pop star/actor Dean-Paul Martin shows off his muscles to papa
Dean and brothers Ricci and Craig at home in Beverly Hills in 1958.



Sólo habla de futuro
el olvido.
La intangible necesidad
de sentir que esto es una pausa,
un delirio estúpido,
una de esas pesadillas infantiles
de marca y herida en la cara.
Es aquí.
El frío o el calor no importan.
Es ahora.
Llegará todo
porque no ocurre nada,
y tal vez los muchachos flacos
se muerdan entre sí
para gobernar sus vidas.



domingo, 8 de septiembre de 2013

El fin de mi mundo. Álvaro Domínguez



Toda obra de ficción sobre catástrofes, tanto naturales como sobrenaturales, presenta el suceso en cuestión a través de pequeños indicios, prácticamente inapreciables a ojos de los desventurados personajes. La misteriosa muerte en pleno vuelo de una bandada de pájaros en un pueblo de interior o los inexplicables cambios de un clima caprichoso, tales son las extrañas, y aparentemente aisladas, circunstancias que describen la inquietante atmósfera que precede al fin del mundo.
En mi caso, un médico habría de pasar por alto toda floritura narrativa para comunicarme que padecía el mal de Alzheimer. Entonces supe lo que nunca hubiese imaginado, lo que jamás habría podido predecir: que mi mundo se acercaba a su fin.
La destrucción de un único mundo, uno personal como lo es el de un solo ser humano, sucede en el más perturbador de todos los silencios y en la más terrorífica oscuridad. ¿El silencio? El causado por la frecuencia cada vez menor de sonidos ordinarios, sustituidos en el mejor de los casos por el eco de voces olvidadas de familiares y amigos. ¿La oscuridad? La que dejan los recuerdos de una vida al apagarse la luz que mantenía su brillo dentro de la memoria, dando paso a una galería en penumbra semejante al pasillo de una casa en los momentos inmediatamente posteriores a una mudanza.
Se diría que un ejército de alienígenas invade la próspera civilización que era tu alma y la abandona en un estado de insalvable desolación, destruyendo cada recuerdo del pasado hasta eliminar toda posibilidad de un futuro; donde había nombres, saberes, gustos y virtudes solo quedan escombros de una cultura perdida para siempre. Sus armas, fabricadas con una tecnología muy superior a la humana, arrasan con los cimientos de todos los hogares que uno ha habitado, las escuelas en las que ha estudiado y los lugares que ha visitado. No queda más que polvo acumulado de años, tal vez décadas, de incesante devastación.

Mientras tanto el resto del mundo prevalece, aunque yo, encerrada en mi propia necrópolis, no lo sepa; el resto de vuestro mundo, que una vez fue mío, sigue con vida, activo, sucumbiendo a una autodestrucción mucho más lenta, aunque, desde luego, menos dolorosa.






Álvaro Domínguez (Pontevedra, 1986), licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Santiago de Compostela. Ha sido publicado en el número 7 de la revista OHIO (www.revistaohio.com) el número 24 de la revista Narrativas (www.revistanarrativas.com) con su relato "El nacimiento de un don" y en los números 11, 12, 14, 15, 17 y 19 de la revista Amateurs (www.amateurshotel.es) bajo el seudónimo "Derreuve". Autor del blog "Vida a los 20" (www.vidaalos20.com) y colaborador en la sección "Análisis" de Contra-Escritura (www.contra-escritura.com).

viernes, 23 de agosto de 2013

25 años y aún cree. Mara Blackflower

Mara Blackflower



25 años y aún cree en el matrimonio
25 años y aún cree en el amor para toda la vida
En los hijos
En casarse en una iglesia
En la marcha nupcial y el traje blanco
En la familia feliz...

25 años y sus amigas casadas aún no hablaron
25 años y aún cree en el príncipe azul
25 años y aún en la casa con jardín

25 años y todavía no le ha estallado la vida entre las manos




miércoles, 21 de agosto de 2013

El futuro. Rosana Ample



Mi reloj biológico llevaba años con los tic tacs a plena flor de piel. Sin embargo una pena en mi interior afloraba cada vez que me planteaba engendrar un vástago.

Mi pareja, harta de mis “Sí, pero no…” sugirió diseñar un futuro a nuestra imagen y semejanza.

Yo quería que mis retoños crecieran en un mundo parecido al de mi infancia, pero con más amor y crecimiento. Tenía las herramientas que mis padres no tuvieron, debía hacerlo.
Y aquí estoy, en la isla Conciencia, frente la arena de una playa desértica, viendo a mis gemelas como hacen taichí con su profesora.

Desconocen de la tecnología del siglo XXI. Palabras como una wii, facebook o play station, suenan a arameo en sus oídos. No ven la televisión, sólo películas de cine clásico y en versión original.

Paulatinamente, les hablamos de ese mundo que hay ahí afuera, el cual eventualmente desean descubrir.
Mi pareja trabaja desde casa como informático, su oficina, es un pequeño bunker con clave secreta para acceder. Las niñas, imaginan que papá se teletransporta hasta el planetaLaboral puesto que necesita traer dinero a casa. Cuando ellas se hagan mayores, se tele transportaran…será algo sacrificado, un cambio duro. Así que de momento, no se les antoja demasiado lo que puede haber ahí dentro…

Yo no suelo teletransportarme muy a menudo, solo que mantengo amigos en el planeta Laboral y en el planeta Jungla de los que no quiero perder el contacto.

Mi trabajo es cuidar de ellas y sobre todo, ser su docente. Les gusta que les cuente batallitas de historia mundial, porque les pongo un toque de humor, pero lo que más les gusta desde que cumplieron los cuatro años es subir a la montaña y coger flores silvestres, plantas medicinales y especias. Les divierte ir al huerto y recoger las hortalizas frescas, descubrir que donde había un pimiento verde, al día siguiente es color rojo. Tirar de ese trozo verde anclado y sacar de la tierra una zanahoria.

Últimamente, me tienen muy enfadada, les ha dado por entrar al gallinero y gritar a las pobres gallinas mientras ponen. Tampoco me gusta cuando destripan a un caracol para ver cómo es su casa por dentro.

Cada día escribo en un cuaderno sus experiencias, sus preguntas racionales que me dejan fuera de juego. Queda muy poco para que se hagan mayores y me da pena. Solo deseo que siempre quieran vivir en Conciencia, aunque un día tengan que emigrar a Laboral o vivir en Jungla. Que nunca olviden sus raíces, que vuelvan a Conciencia siempre que puedan.



lunes, 19 de agosto de 2013

Luna llena. Fabiana Iglesias

La luna llena era una aparición en medio del escenario nocturno. Aquel cuadro del cielo siempre había sido un consuelo para ella, hasta ese día.

Era muy tarde; sus amigas dormían en el bungalow que habían alquilado, y la playa estaba desierta. Tiró la colilla del último cigarrillo, recordando la pelea definitiva con su novio. Tanto tiempo juntos; tantos proyectos, tantos planes...

Alguna vez –lo sabía con certeza– se habían amado con locura. Quizás por ese motivo le costaba tanto aceptar aquel final.

Sintió un agudo dolor en el pecho; se dejó caer en la arena con un gemido y lloró hasta quedarse sin fuerzas, completamente agotada.

No supo cuánto tiempo transcurrió hasta el momento en que tuvo la sensación de no hallarse sola en la playa.

Con los ojos entrecerrados vio cómo alguien se acercaba a ella a hurtadillas, oculto entre las sombras de las palmeras.

La joven se estremeció. No debería haberse alejado tanto del grupo. Era demasiado tarde; nadie podría ayudarla.

La luna que proyectaba su luz en las tranquilas aguas negras, fue el único testigo del ataque.

La arena absorbió la sangre; el aire recogió los gritos y el chapoteo de un cuerpo caído en el agua, que pronto la marea arrastraría hasta el fondo del mar, en una improvisada tumba.

Después, la calma.

Al poco tiempo un largo aullido sobrenatural rompió el silencio nocturno, y una sombra escurridiza se alejó de allí fundiéndose con la oscuridad.

Llegó la mañana, y las amigas que ocupaban el bungalow se levantaron con resaca. Habían tenido sueños extraños; algunas de ellas incluso bromeaban por causa del olor a perro mojado que parecía invadir la habitación donde dormían.

Solo la paseante nocturna señaló lo que era obvio: se hallaban bajo el hechizo de la luna llena.

Entonces todas sacudieron sus patas y salieron correteando al exterior, entre ladridos de júbilo.














Fabiana Iglesias, nacida en Argentina, actualmente vivo en Málaga. Estudié filosofía y el año 2008 escribo mi primera novela. Acabo de publicar un libro de relatos de terror llamado "La guarida del monstruo" en versión Kindle, editado por Amazon.com

Juego de letras. Eva María Medina Moreno




Tenía todo preparado. Los folios, a la izquierda. Bolígrafos, dos de cada color −rojo, azul y negro−, a mi derecha. El ordenador, en el centro. La silla, muy cerca de la mesa, con el cojín para los riñones, dos paquetes de cigarrillos y un vaso de whisky con hielos. Así me imaginaba la mesa de un escritor, aunque todo revuelto. Caótico.

Mezclé los bolígrafos con las hojas. Se cayeron folios y bolígrafos. Les di una patada. Escritor maldito, me dije con sonrisa diabólica. Encendí un cigarrillo, que saqué de uno de los paquetes de Marlboro que había comprado esa mañana. Imaginé que me entrevistaban, para El País o El Mundo, y puse posturas de gran intelectual; ahora con la mano izquierda, en la frente, apretando las sienes, ahora con el cigarrillo en la boca intentando decir algo ingenioso tras la tos. Tiré la ceniza, que cayó dentro y fuera del cenicero. Cogí el vaso de whisky. Lo moví, circularmente, necesitaba oír el clic, clic de los hielos. Me lo llevé a la nariz y bebí. No me gustó el sabor, tampoco el del tabaco, pero daba un toque especial, de artista.

Dejé que el cigarrillo se consumiese, que los hielos se deshicieran y me acerqué el portátil. Los dedos en el aire, como pianista al comienzo de un concierto. Estaba en tensión; demasiada tensión para una buena escritura. Le di dos sorbos al whisky. El nombre del personaje. Ricardo. Me gustaba, tenía fuerza. Ricardo Corazón de León. Ricardo III.

Di a la «r»; una, dos, tres veces. Mantuve el dedo presionado. Las erres fueron uniéndose hasta llenar la pantalla. Las borré. Pensé en lo difícil que era escribir. Solo sentarse frente a una pantalla tan blanca atemorizaba; parecía que las palabras, las ideas, huyesen, como esas erres que ya había borrado.

Antes de retirar el ordenador y probar con el papel, di a la «r» y la guardé como documento. Me hizo gracia mi hazaña, que celebré con caladas al cigarrillo y un buen trago de whisky. Cogí folios y el bolígrafo negro. «Espalda recta, ojos al frente», me dije acordándome de la mili, «al objetivo». El objetivo era escribir algo, lo que fuese, aunque estuviera mal escrito. Sentir que a un sujeto sigue un verbo, que los complementos se van arrimando a la frase, que a una frase sigue otra, que hay armonía entre ellas, que van casi de la mano. Encendí un cigarrillo y contemplé el humo. Cuántas veces había soñado desaparecer de una manera tan elegante. Adquirir esa materia volátil.

Cómo empezar. Ricardo, a sus treintaicinco años. Horrible. Ricardo, hombre sincero y robusto. Hombre sincero y robusto. ¡Dios! Las taché. Los críticos lo reprobarían. Mientras pensaba en el argumento, dibujé erres; mayúsculas, minúsculas, alargadas. Cuando me cansé, arrugué la hoja y la tiré a la papelera. Hice una buena canasta. Apagué cigarrillo y portátil, y fui al baño.

Mientras me subía los pantalones, me vi en el espejo. Tenía más ojeras. Lo blanco de los ojos con venas rojas. Me dolía la garganta. Saqué la lengua; amarillenta. No quise seguir indagando.

Miré por la ventana del salón, mientras pensaba en la tontería que había hecho guardando un documento solo con la letra «r». Me reí. En el piso de enfrente, vi al viejo que hablaba dirigiéndose a un reloj de pared. Recordé que había imaginado que era viudo y que ese reloj antiguo sería un recuerdo de su mujer, como si ese objeto fuera la imagen personificada de ella. Me pregunté si hablaría todas las noches dirigiéndose a él. Quizá queden conversaciones pendientes, o le eche cosas en cara. Puede que le cuente lo que hace cada día, cómo va el país, algún cambio en el barrio, la ampliación del metro, la muerte de algún conocido. Si tienen hijos, le comentará cómo les va en el trabajo, con sus mujeres, cómo van creciendo los nietos.

El reloj de pared, pensé. Una abuela que se llevase mal con su nieta podría dejárselo en herencia. Este podría llegar en una caja de contrachapado, pintada de negro, que le recordase el féretro de su abuela. Símbolo: reloj de pared−abuela. Como símbolo podría meterse en muchas historias, menos macabras. Desde que le dejaron la «caja» la nieta no sale de casa y, aunque sabe lo que es, no se atreve a abrirla. El desenlace: la nieta puede quedarse velando al reloj, contándole todo el daño que le ha hecho. Muy parecido a Cinco horas con Mario. Descartar.

Se me ocurrió otra historia. Cogí mi cuaderno, me senté en el sillón y escribí: Un hombre está leyendo. Le molesta el ruido que hace el reloj de pared. Se le hace insoportable. Ese tictac repetitivo, monótono. Cuando no aguanta más lo tira al suelo, destrozándolo. Vuelve a leer. No puede concentrarse. Echa de menos ese ruido que antes le desesperaba. Levanta el reloj y coge los trozos, poniéndolos en su sitio. Las manillas marcan la hora en que se paró. Once menos cuarto. Se sienta frente a él y espera a que sea la hora.

Fui a mi estudio. No quería perder tiempo, tenía que escribir.


Estuve media hora escribiendo y borrando. Decidí dejarlo. Abrí el único archivo que tenía. La «r» parecía mirarme con altivez. Me surgió la idea para un relato. Un hombre escribe. Una hora, cuatro. En la pantalla, una «r». Sigue escribiendo. Las cinco, las siete. En la pantalla, una «r». Llega la noche. El cuello le duele, los músculos de los hombros tiran. Necesita un descanso pero sigue escribiendo. Mañana, mediodía, noche. Solo oye el ruido de sus dedos en las teclas de plástico. «La historia fluye», piensa y sonríe. En la pantalla, una «r». La mira, desafiante. «Levantarme, huir». Pero el hombre sigue; sigue escribiendo. 


domingo, 18 de agosto de 2013

Big Bang. Patricia K. Olivera



Con ser selva, o río, quizá ciudad, será suficiente para que se cumpla el plan. Desde el principio los planos fueron fríamente imaginados, dibujados y estudiados hasta el cansancio.

El proyecto fue repasado una y otra vez por el ideólogo, asesorado por su séquito de ingenieros y ayudantes.

Ya está todo listo, la hora señalada llegó. Con un batir de palmas el gran espectáculo da comienzo y el Big Bang inicia la gran expansión del universo.

Todo se llevará a cabo de acuerdo al esquema de creación.




sábado, 17 de agosto de 2013

Sleeper. Rolando Revagliatti




Aquí, en el futuro de él
lo hemos rehabilitado satisfactoriamente

De su inmersión criogénica
a su futuro, éste
nuestro presente

Sosténgase en sus circunstancias
recomendamos al precioso sujeto
infiltrado

Y ejerza de tal para nosotros
ala combativa del presente

De su inmersión criogénica
y la anestesia
al renacer de la utopía

Proteja nuestro futuro
y ahora suyo
—le explicamos—.



______________
SLEEPER” (“El dormilón”), filme dirigido por Woody Allen.






Rolando Revagliatti nació en 1945 en la ciudad de Buenos Aires, la Argentina. Publicó en soporte papel un volumen que reúne su dramaturgia, dos con cuentos y relatos y quince poemarios, además de  “Revagliatti – Antología Poética”, con selección y prólogo de Eduardo Dalter.  Sus libros cuentan con ediciones electrónicas disponibles en http://www.revagliatti.net.  Sus 185 producciones en video se hallan en http://www.youtube.com/rolandorevagliatti -

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