lunes, 31 de mayo de 2010

Un poema distópico. Eva Gallud (Monogatari)

 
Una chica teñida de fuego
con el culo plano
      como una cerilla. 
Dos hembras semidesnudas
sostenidas sobre agujas
se soban
el más imbécil todavía
      se lo cree. 
Varones de espalda erecta
y miembros caídos
con nalgas quirúrgicas
      melocotones en lata. 
Pijas rubias con los pies
a las tres menos cuarto
mini shorts y piernas de litrona
      porque yo lo valgo
      y tú
            no. 
En medio de todo esto
yo
      vestida de fallera
soy el arma imprescindible. 
Que el futuro no vea
      lo que nos espera.



Eva Gallud - Monogatari
Monogatari

Un Mundo Tranquilo. Óscar R. Cardeñosa






Fumaba en el parque pasando la resaca lo mejor que podía. Unas gafas de sol tan oscuras que no permitían apreciar el mundo y un dolor de cabeza que estorbaba tanto a mi conciencia como a mi percepción. Era el hombre que toda madre quería ver lejos de sus hijas, el que sus retoños querían fuera por el otro lado de la acera, frente al que sujetaban el bolso y apretaban el paso. Él que, cuando pasaban, se quedaba mirándolas el culo. Un antihéroe sin ningún plan malvado, un ladrón atrofiado por la pereza. En este cuadro, imaginaba posibles y fantasías donde era tan grande como para no lamentarme, y soñaba con un mundo mejor, donde la gente pudiera ser lo que quisiera ser sin que a nadie le disgustara. Allí se trabajaba dignamente, se respetaba a los demás, y el cabrito con prisa del mercedes no le daba caña al claxon. No tenía que soportar el olor artificial de hamburguesa multinacional que omitía la primavera, solo se madrugaba para ver amanecer y la policía no escupía al hablar. En ese planeta no había más frontera que la que te marcaran los pies, se cuidaba hipocráticamente de todos y nadie quería más que lo que necesitaba. No era un mundo feliz, no más que el actual para muchos, era un mundo tranquilo, carente de avaricia.

La resaca se desvanecía después de unas horas paseando por aquel paraíso carente aún de tantos detalles, en cuya falta radicaba su belleza, y observaba de nuevo el mundo real, con su dura consistencia, con sus sinsentidos e injustas leyes lógicas, basadas en la naturaleza pueril del hombre. Estuve a punto de llorar, cuando una madre arrastró a vivo paso a su cría. Pasaron por delante de mis narices justo cuando me quitaba las gafas, inconsciente de su presencia. Mis ojos se cruzaron con los de la enana de piel morena y sonrisa enorme. Los ojos le brillaban, y allí dentro vi un pequeño resplandor verdoso, en el fondo de la caja de su cráneo.

Puede que no haya descanso para los malditos, pero cuando los perezosos dejan de serlo puede haber futuro. Me levanté como pude, asustando a las palomas con mi paso aún tambaleante, buscando entre mis bolsillos la tarjeta de una preciosidad de ojos claros y tenaces: “Asociación Camino al Sur por el desarrollo de la Errachidia”. No era perfecto, pero sí un principio.




Nací en Valladolid en 1982 a manos de León de la Riva. Fue un buen principio para saber por dónde iban los tiros en la que sería mi ciudad casi toda mi vida. A eso de los 19, después de iniciarme en el mundo del arte y ser un poco menos gilipollas y algo más loco, me largué a Salamanca a formarme como dibujante de verdad. El plan no salió demasiado bien, aunque me dieron un papelote de esos que sirven para opositar mientras intentas hacer algo de provecho con tu vida. Eso último pasó sobre los 24 o 25, no recuerdo si aprobé en junio o en septiembre. En el ámbito representativo, para darse tono y tal, he participado en casi todas las profesiones absurdas que uno puede imaginarse, desde teleoperador para una revista de la guardia civil hasta bailarín de gigantes, y en algunas sórdidas y clandestinas que no deben pronunciarse delante de los niños. He ganado algunos concursos de comic, fotografía y esas tonterías que no dan para vivir, y he participado en muchos, eso seguro. No he publicado más que en fanzines de los que dan oportunidades a desconocidos, y actualmente planeo un viaje a ninguna parte para enseñar a dibujar a gente que no tenga para comer mientras escribo sandeces en mi querido Goliat Reformado.



lunes, 17 de mayo de 2010

La poesía… Jorge Dos Anjos Trigo




Arte, amor, tristeza, locura
Sinceridad, sensatez, placer.

La poesía es rima,
Como la voz a una boca,

La poesía descansa en lo hombros de los hombres cansados,
Danza entre las piernas de una bailarina,

Cautiva al más duro y enloquece hasta el atardecer.
Es melodía para los oídos

Envuelve de amor y gratitud en el amanecer del día
Y desenvuelve la locura del amor al anochecer.

Es agradable como la palabra de una madre
Cuando te coge por primera nada más nacer.

Es sincera como las palabras del amor divino


Puro y limpio.

Utopía: “La vida mágica de las luciérnagas”. José Manuel Vara

Un relato de Vara
(extraído de los diarios de Charlie Lavabos) 




  ¡Oh, la historia!...¡la historia!. A veces tengo la sensación de que las bocas del metro absorben lentamente las ganas de vivir, pero siempre de forma subliminal, ¡claro está!. El tipo de la 115 ya me puso sobre aviso hace algún tiempo; sí, era un tipo extraño el viejo Luis, pero muy amable y divertido. Siempre que se cepillaba los dientes exclamaba: ¡Oh, la historia… la buena historia…nunca te enseña cuando va a vomitar el viejo Luis, y menos aún si lo va a echar todo sobre tu bandeja de comida…! ¡oh, la historia!.

   Era entretenido observarle cuando mantenía una cierta lucidez. Recuerdo que tenía unas manos inmensas, podían coger cualquier cosa que se propusiera…, a veces le temblaban y él se ponía nervioso porque sabía que no podía hacer nada para controlarlo, que aquello escapaba a su voluntad. Cuando hablabas con él unas cuantas horas un extraño sabor se apoderaba de tu boca, como si hubieses bebido cinco o seis vasos de manzanilla seguidos apenas sin respirar. Era agradable. Después, al cabo de algún tiempo me fue cogiendo confianza y me contó su gran secreto, que estaba escribiendo un libro que se llamaba “Utopía: la vida mágica de las luciérnagas”. Según él llevaba más de trece años observándolas, sobre todo a altas horas de la noche, cuando los vigilantes, -los “otros”-, dormían. Después, bebió un trago de agua y se quedó dormido. Realmente, el viejo Luis era un tipo fascinante.

   Luego vino lo de su traslado, pero eso era ya otra historia. Me contaron que gritó bastante cuando quemaron su libro sobre las luciérnagas. A los “otros” no les gustaba que tuviéramos ideas propias. Pero, tiempo después el viejo Luis se quedó mudo, es decir, decidió dejar de hablar. Lo otro, lo que vino después, ya son meras habladurías, conjeturas y suposiciones,  (ya se sabe lo que puede deformar la realidad lo del boca a boca). Se dice que se lanzó desde una de las ventanas de la enfermería de su pabellón (en un sexto piso) con las manos extendidas y una linterna encendida atada a los pies y la cara sonriente. Se rompió la cabeza al chocar contra el asfalto, pero eso él no lo supo jamás.

   Sí, realmente el tipo de la 115 había sido un tipo único. ¡Ah, también estaba lo de las goteras y lo de las telarañas en las paredes!. El viejo Luis, -antes de irse para siempre a Utopía-, solía hablar de ello al tiempo que arrimaba el oído a la pared para escuchar los movimientos casi imperceptibles de las arañas. Yo le comenté en cierta ocasión que había visto algunas en los lavabos y él me lo confirmó. Él era así, siempre te daba la razón, incluso en las cosas más absurdas. Aunque ése no era el caso de las arañas, además como él afirmaba: “Ellos las ponen ahí a propósito, para volvernos locos”.

   Luego, después de escribir la última frase, cerré el libro y lo escondí en la almohada de mi habitación junto con el lápiz. Apagaron la luz y respiré aliviado. Nadie sabía mi secreto: que yo estaba siguiendo el libro que había comenzado el viejo Luis antes de convertirse en luciérnaga.
 
                                                                                  Fin   de la magia.
                                                                 1984-2010 José Manuel Vara

domingo, 16 de mayo de 2010

Dafne 2 - Apolo 0 by Guillermo Héctor

Abro los ojos desde la nada. La luz me molesta, todo lo que veo es fuego blanco, no sé dónde estoy. Los cierro, intento respirar más despacio, los abro de nuevo. Poco a poco creo recobrar el sentido, me oriento, reconozco el lugar. Con el dolor de una rama arrancada clavándose en mis costillas me incorporo, apoyo un codo en el suelo. Está caliente. Debe ser mediodía ya. Abro más la boca para coger aire, y noto la tirantez de los labios. Me toco y los noto hinchados. Hay sangre seca en la comisura derecha, y un hilo de negror amarga se dibuja barbilla abajo, hacia el cuello de mi camisa. Justo ahí, el negro se transforma en carmín. O marrón, no estoy seguro. La gravilla que se me clava en el antebrazo derecho me urge a cambiar de postura, aunque sé que va a doler. Con un pinchazo como una estampida de rinocerontes en mi estómago consigo sentarme, y me apoyo con las palmas de las manos para mantener el equilibrio. Permanezco en esa posición un rato, quizá sólo unos minutos, intento recuperar un ritmo de respiración más fluido y reunir fuerzas. Mi aliento huele a metal humedecido, el sabor me hace querer escapar de mí mismo, y echo la cabeza hacia atrás en un reflejo instintivo. Me cruje el cuello. Lentamente, mientras noto como mis cervicales vuelcan coches, queman árboles y lanzan piedras con pasamontañas rojos, bajo la cabeza hasta tocar el pecho con mi barbilla. Espero. Encojo la pierna derecha, decidido a ponerme en pie. Espero un poco más. Encojo la pierna izquierda. Respiro. Haciendo fuerza contra el suelo, me levanto d . e . s . p. a .c .. i ... o, apenas un palmo, y entonces pierdoelequilibrioycaigohaciadelantesobreelcostadoderecho. El dolor en mi hombro es inMENSAmente indescriptible. Mis ojos vuelven a estar a seis centímetros del suelo, veo una colilla pisada, hojas rotas de algún árbol, veo polvo acumulado contra el muro lateral de la rampa de algún aparcamiento. Estoy junto a una barandilla, la noto con la cabeza. Celebro mi suerte, pero tengo que quedarme quieto hasta que pasen los calambres que me recorren el brazo. Vuelvo a cerrar los ojos.

Aabbbffm.... . hczz


Creo que me he dormido, porque ahora hay menos luz y el suelo está frío. Al menos respiro mejor. Me pesa el aire, pero las inhalaciones largas son reconfortantes. Recuerdo que había caído junto a una barandilla y sonrío mentalmente. Intento ignorar el dolor, estiro los brazos hacia atrás como un elefante levanta su trompa cuando grita, y apoyo las manos en los barrotes. Estoy sudando y tengo que separar los dedos del hierro. Sólo un momento. El aire enfría mi piel mojada. Entonces lo hago. Me retuerzo, me doy la vuelta hacia la izquierda mientras mis manos se deslizan por los barrotes, apoyo la rodilla izquierda en el suelo y consigo incorporarme sin soltar la baranda. Parezco un caballero medieval ante la reina, pero no tengo tiempo para confesionarios. Más rápidamente de lo que pensaba consigo poner un pie plano sobre el suelo y, sin dejar de hacer fuerza con las manos me voy desdoblando. Me tambaleo apenas medio segundo, con la mano derecha aparto el pelo de mis ojos. Con el equilibrio de un bebé de 80 años me giro poco a poco, soltando la mano izquierda que aún me sostenía en la barandilla. Me inclino hacia adelante, apoyo las manos en los muslos respirando ansiedad y derrotando a la asfixia. He conseguido levantarme.
Cuando te encuentre volveré a intentar besarte.





Mi nombre es Guillermo Héctor, nací hace 31 años en un lugar odioso llamado Castellón del que llevo huyendo ya demasiado. Vivo en Barcelona temporalmente, y trabajo en una oficina de mierda intermediando entre un banco y un Ministerio. En serio. Cuando no estoy encerrado en el trabajo hago música y conciertos, con diferentes grupos o solo; a veces hasta grabamos un disco. Desde los 17 años escribo cosas que últimamente empecé a "publicar" en un blog (http://geacheele.blogspot.com/). Incluso recopilé algunos textos y los edité a través de lulu.com (con seudónimo, que queda más cool): http://stores.lulu.com/oliverado. He vendido ya 21 copias, lo cual me alegra porque no sabía que tuviera tantos amigos.

Fin de la biografía. Me voy a la cama.


sábado, 15 de mayo de 2010

Son como niños. Steam Monkey

Foto by Rosie Hardy

YO

Creo realmente que todo es muy infantil (que NO ingenuo) todo trata sobre niño/as de poca edad real, de infantes infantiles. Todas las situaciones de los humanos mamíferos no son más que problemas cándidos. No dejan de ser si no expresiones inocentes, filosofía infantil, incluso el malvado amargado no deja de ser un niño enfandadito.

Es que el otro día traté con niños de 11 - 12 años y eran como niños, hablaban de las mismas estupideces que nosotros en corrillo, todos tenían movil y gastaban dinero, se pegaban y lloraban, reían al poco. Inestables emocionales, como niños, como los "adultos".

¿Hay algo más infantil que el deseo de comer, de disfrutar, de conquistar países? la erótica del poder, qué pueril el ir por ahí (los cosacos caminaban 80 km al día ampliando las fronteras de su país) JUAJUA risas de niño/a.

("Espartaco" lo sabía bien, sabía que los artistas eran bichos a conservar, en una sociedad comunista ¿qué aportarían los artistas? dinero seguro que no.)

Pensar que todos NO somos iguales o que NO somos mamíferos es un pensamiento letalmente aniñado.


Unos cuantos ejemplos:


Racismo: Yo soy mejor que ese niño en todo y él ni es niño ni nada.

Corporaciones: Reunión de recursos infantiles pero en diferentes paises, también conocido como transnacionales.

Capitalismo: Acumulación de virtualidad como quien acumula muñequitos que otros niños quieren. Emilio Botín es un niño muy obeso mentalmente jugando al auténtico "Monopoly" de manera cándida.

Justicia: Yo sé lo que está bien y tú no. El bien y el mal. Y es que el otro día estuve tratando con un juez, trabajando el tio no era más que un cándido infante que quería que se le tuviera en cuenta, reclamaba atención por ponerse una toga, eso si con un libro muy gordo de instrucciones en el que pone "Justicia". El pequeñín juez aprende a leer y la abstracción se lo lleva de la mano imaginando monstruos y héroes.

Propiedad: Esto es mío porque es mío... entonces no es tuyo y me das igual.

Nacionalismo: Todos los niños de mi alrededor son los mejores y los de fuera de esta línea dibujada en la Tierra con tiza por mí pues no, son feos y no los quiero o los querré como auténticos esclavos.

- ¡¡Bua bua!! Quiero sexo (cara de incredulidad con ceja levantada y mirada perpleja) ¿hay algo más ingenuo, pueril e infantil que el Sexo? (el -famoso- sexo, el metesacaaprietozonas que nos ha traído hasta donde estamos ahora)

- Mamá mamá soy mortal y algún día moriré. Cara triste del/la pobre niño/a...

Quizás la especie humana es simplemente sencilla -valga la redundancia- por no decir plana, y sólo quiere el hedonismo bienentendido de todos los niño/as. Quieren chupar de la teta para siempre.

- Niños Trendys:

1) Veo a muchos niño/as gafopastas bienintencionados pero que tratan mal a sus papás.

2) Los EMOS son MUY inocentes en su perspectiva.


Basta de ejemplos, sigamos:


Pero a ver ¿HAY ALGO MÁS INFANTIL QUE EL AMOR? (o limpiar el váter sin guantes ¡y con salfumán!). Aún así sólo creo que haya una prueba más contundente del infantilismo global que el AMOR y eso es el EGO (que en realidad como dijo Cartman; diferente mierda mismo olor)
La consciencia debe de ser algún tipo de deformación genética salida del "yo" joven.

Somos adultos que no entendemos realmente el presente, como los niños. Nosotros los niños envejecidos vemos a los niños originales como pequeños inexpertos e ingenuos... y somos igual que ellos sólo que mentimos mucho más; primero a nosotros y luego al resto de humanos.

La informática, la ÓPERA... ¡tan candorosa!... esos niños jugando a crecer y crecer, competir en la naturaleza, la fornicación infinita de la naturaleza es pura sonrisa de bebé esperando la carcajada total al final.

O como decía el gran Karl Marx...

Bienvenida sea cualquier crítica inspirada en un juicio científico. Contra los prejuicios de la llamada opinión pública, a la que nunca hice concesiones, mi divisa es, hoy como ayer, la gran frase del gran Florentino: "segui el tuo corso, e lascia dir la genti." 


No hay nada más infantil que el concepto de Dios. O como dijo el otro día Hernán Migoya en la presentación de su último libro:  "no creo en Dios... y si existiera tampoco creería en él."


¿Qué nos queda entonces? Yo creo que con una sonrisa basta y sobra. Siempre que te miras las manos y dices ¿qué clase de máquina es ésta? puedes sonreír duramente, mientras esperas a crecer en un sentido amplio de la palabra y no sólo de cumplir años y envejecer.




Puedes seguir a Steam Monkey en su blog: http://pbute.blogia.com/

Ha dirigido cortos, documentales y otras movidas muy recomendables como   ¿Dónde está mi maltratador favortito?   que puedes ver pinchando en este enlace. 

La Fanzine #3 en Madrid (La d'Chamberi)



C/ Bretón de los Herreros, 35. Madrid.


Por cortesía de Eva Márquez




Si tú también quieres ayudarnos a distribuir La Fanzine puedes descargarte los números que hemos publicado en pdf. Tienes los enlaces debajo de la cabecera de este blog. Imprime, dobla, grapa y déjalo donde quieras. Bares, librerías, bancos, parques, aceras. No te olvides de enviarnos una foto que lo demuestre y la dirección del lugar. 

Pero si de verdad nos quieres ayudar, qué digo, salvarnos la vida, haznos fotocopias de La Fanzine #3guardárnoslas para la presentación que haremos el 26 de Mayo a las 20,00h en La Gota de Leche (C/Once de Junio, Logroño), porque no tenemos dinero ni para el autobús. :)

Besos

awi & pat



viernes, 14 de mayo de 2010

astronautas en el campo de batalla. David Gutiérrez

Foto by David Gutiérrez


Una llamada telefónica a las 10:58 despertaba al astronauta, quien aún dormitaba entre universos y nebulosas de tamaños imposibles. Eran negocios, hoy en día todo son negocios; comprar, vender, contratar, alquilar... Tras la conversación, deshizo su envoltorio nocturno que le protegía del frio, ya que en el espacio hace muchísimo frio, y se puso el pijama oficial para recibir una ración más de su desayuno galáctico.

Sorbo a sorbo acababa con el café solo de su taza de color morada, que su hermano, que tenia los pies en la tierra, le había traído en alguna visita estelar. Apuraba los últimos bocados de pan de astronauta y dedicaba unos segundos a revisar el ordenador central, que conectado a la tierra, le traía las ultimas informaciones de su misión, la cual estaba estancada por falta de presupuesto gubernamental, maldita crisis.

Como la gran mayoría de días, el inbox de su correo no mostraba ninguna novedad, no habían llegado ni mensajes de publicidad, como los que normalmente le avisaban de las ofertas de trajes de astronauta de firma que enviaban outlets de todo el mundo.

El día con la nave estacionada cerca del Sol, se presentaba demasiado soleado para solo tener que flotar entre los diferentes cubículos que completaban su nave espacial de fabricación rusa. Le gustaban los rusos, aunque no compartía la idea de enviar a perros y monos al espacio, debe de ser como enviar a un ciego a ver una película de cine mudo.

Tras dejar que la falta de gravedad le diese un respiro ante tal situación y tras contemplar en este estado de ingravidez los planetas a su alrededor, decidió hacer una visita al rocoso Marte acompañado de su única compañía, el robot rastreador HX709 cuya única función se resumía en detectar agua y nuevas formas de vida.

Quien sabe quizá hoy seria un día de suerte y recibiría una llamada para continuar con su misión o volver a la tierra, con los directores de misión nunca se sabe, solo ven a dos metros de distancia de su despacho, y eso es muy poco cuando las objetivos están en el oscuro espacio exterior.





davidsoda.blogspot.com

martes, 11 de mayo de 2010

USO UTÓPICO SOBRE CATALUÑA, CATALANES Y SU TV3. Cecilio Olivero Muñoz

“Un pont de mar blava”. Un puente de mar azul se tituló un disco de Lluis Llach basado en textos de Miquel Martí i Pol, y ese puente de mar azul es para mí como un símbolo silencioso de lo que representa Cataluña desde mi infancia. Siempre he visto esa frase como una metáfora de lo que significaba la Tierra donde nací para mí; viéndola como un puente que se levantaba ante mis ojos y llegaba a todos los confines de este mundo, con la mirada plagada de inocencia y ebria de paz, con el sueño azul del hombre que camina; todo un puente destinado al universo más cercano, universo que habita en nuestra memoria colectiva.

  Para mí los catalanes son gente bastante culta, a diferencia de la otra raigambre de la que también estoy orgulloso: la andaluza; siento cierta envidia al comprender que si Cataluña es más culta, más rica y más plena que Andalucía, debe ser por que quizá han invertido su tiempo en el sacrificio del trabajo y no en ir a fiestas, ferias y romerías; y quizá sienta cierta frustración al comprender que mientras los andaluces se divierten y están celebrando su liturgia de semana santa con exagerada pompa y con esa incondicional comunión ante la fe católica, -que yo respeto-, los catalanes han estado, unos hincando los codos, otros trabajando en su empresa, u otros trabajando para subsistir, y han hecho sus deberes y no está la casa aún por barrer. Los catalanes son gente interesada en la cultura universal, en esa cultura, quizá en un menor grado, está el flamenco, la España de charanga y pandereta, -de la que hablaba Antonio Machado-, la España de la fiesta Nacional, de Don Quijote y Sancho, que es como decir las dos Españas de las que prefiero no pertenecer en exceso a ninguna de las dos.


 Los tachan de separatistas, pero la historia nos ha enseñado que han soportado más de lo que se cuenta, y sufrido más de lo que se quejan, y no han tratado jamás de luchar contra eso por mediación de las armas; siempre han tenido la paciencia y la humildad de otorgarle al pueblo la última palabra, la última palabra de un pueblo que muchas veces no ha sido en toda su totalidad catalán. 

Decía Josep Plá, que el catalán es un grosero; él era catalán, aunque un catalán un tanto peculiar por otras razones que no vienen ahora al caso. Quizá algunos catalanes sí sean unos groseros, pero la gran mayoría no creo que lo sean; como no me gustan los razonamientos a la ligera, ni los tópicos, ni la otra verdad del ignorante, quiero decir que para nada son todos los catalanes tacaños, y para nada son todos los catalanes amantes del dinero, (conozco a catalanes que se desprenden demasiado de “la pela”). Una frase hecha y muy repetida es: no es bueno generalizar, y otra de su misma condición es: que las comparaciones son odiosas.

También es necesario decir que todos los tópicos y los términos que se dicen desde la ignorancia son para gente que no se atreve a pensar por sí misma, y tiene que recurrir a la ceguera tradicional, que es otra manera de llevar la cabeza como adorno. 

Cuando veo la televisión española y veo a toda esa gente que cree que tiene la exclusividad de la bondad, la razón y la educación; cuando van con una prepotencia desmedida y tratan a los catalanes injustamente; cuando veo esa prensa rosa con tanto chovinismo, chabacanería, falsa modestia y con tanta corruptela; tan serviles como bellacos, tan deshonestos como casposos, tan victimistas como malas personas; cuando veo a ese tipo de personas tan ordinarias siempre pienso en las Pinturas Negras de Goya. Entonces, sólo entonces, me dan unas necesarias ganas de cambiar de canal, ¿y cuál pongo? Pongo siempre un canal catalán. Un canal catalán donde no se habla de la familia real, la prensa rosa, y de nacionalismos que lleven hacia malas interpretaciones; donde no veo el bipartidismo cutre al que estamos todos sometidos; sólo me queda una esperanza, y es que si unos son de una manera y otros de otra, no es por razones como la genética o razones como la territorialidad, tampoco socio-económicas, es por razones de educación, de empezar a ejercer como autodidactas de nuestros propios principios y de nuestros nuevos valores, de nuestro saber estar y nuestra conmiseración para con los demás. Quizá yo ahora haya caído en una contrariedad, pues no hay mayor miseria que la del espíritu, y no se puede sentir conmiseración con semejantes personajes. Y no hay populacho más infectado de mugre infecciosa que aquel que no es honesto con su única verdad. La verdad de que es mejor que te toque un tópico que caer en la zafiedad, la verdad de que más vale una vez rojo que ciento amarillo.     






Me llamo Cecilio Olivero Muñoz y soy poeta. Empecé a escribir poesía por amor al flamenco. Soy un loco del flamenco y tras jugar a la música con un amigo guitarrista (Xavi Via) me aficioné a cantar flamenco y asiduamente iba a ensayar a su ciudad y disfrutábamos mucho de nuestra música. Guardo gratos recuerdos de aquella época. Después participé en un grupo de poetas de Sabadell llamado: Pensamiento Poético y cuando hacíamos recitales yo participaba  como cantaor flamenco y como poeta, y tras haber hecho nuestras actuaciones en peñas flamencas y demás locales dedicados al flamenco y a la cultura comprendí que yo mismo tenía que componer mis propias letras, aunque no tuve mucho éxito, fue así como hice mis pinitos como cantaor y escritor de poesía. Después continué escribiendo poemas y a ir más repetidamente a tertulias, en una de ellas conocí a mi amigo Lluís Ricart Ríu y me llevó a Radio Barberà, allí hice una sección poética en un programa llamado "Gairabé Imperfecte" llamada: "La vida es un poema". También he publicado en una revista, que ya no existe, llamada Catarsis. He publicado varios libros en: www.lulu.com/Cecilio y actualmente tengo varios blogs, como son:www.ciberneticaesperanza.blogspot.com   www.capplannetta.wordpress.com   también tengo unas revistas-blogs a medias con un amigo llamado Juan A. Herrero Díez que se llaman: www.nevandoenlaguinea.blogspot.com   www.nevandoenlaguinea.wordpress.com    También he escrito varios libros conjuntos con poetas jóvenes como también veteranos. También he estado haciendo un programa de radio sobre literatura llamado "Nevando en la Guinea" en una emisora internacional por Internet llamada: www.voznochedealma.com/       
     

domingo, 9 de mayo de 2010

Tú y yo lo sabemos. Daniel García (Castorín)



Desde luego,
la insensatez
unida
a la buena voluntad
de ciertas personas
es
en ocasiones
desesperante.

Me encontraba cerca de la estación del tren
esperando no se a qué
ni
a quién.

De pronto
un gato blanco
con manchas en los flancos
pasa delante de mí
con andares
chulescos,
mirándome desafiante.

Parece llevar varios días sin comer,
juraría
que incluso semanas,
sus costillas
parecen trozos de astillas
pegadas a la piel.
Un hueso
le sobresale del lomo
dándole un aspecto fiero.
Sus ojos,
verdes como la hierba
no rehuyen el duelo.

A lo lejos
advierto a una madre
con
su hija pequeña
aproximándose al animal.

Madre
hija
y
gato
mantienen una conversación absurda.

El felino
se deja querer
y pronto
la niña lo sostiene en sus brazos.
Abren el coche y lo introducen.

Lo que nunca sabrán
es
que ese gato
tiene
alma callejera
y
por mucho que intenten
domesticarlo
o
amansarlo,
él
y
yo
sabemos
que
jamás
lo
conseguirán.

El Premio. Begoña Leonardo




La sala estaba casi a oscuras, como había calculado. Intentó acomodarse lo mejor posible. No albergaba ningún sentimiento por lo ocurrido y se fue relajando. Lo que necesitaba ahora, era tomar un poco de distancia, dejarse llevar por otra historia, y así lo hizo; se abandonó con embeleso ante  las imágenes de la pantalla. Su vida, daría un giro de trescientos sesenta grados en pocas horas...

Le había costado mucho esfuerzo planearlo todo, más de un día entero de idas y venidas, cavilando. Llegar hasta el cine no había sido fácil, aunque era la última sesión de un lunes, por la calle todavía personas dirigiéndose a sus casas, parecían mirarles... Sujetarla durante el camino y mantenerla en pie, como si nada pasara, le había dejado agotado, sin embargo, no se amedrentó ni un instante, sus deseos estaban a punto de convertirse en realidad.
Nunca más, le diría qué es lo que podía o no hacer.

Su madre, era la persona más fastidiosa del mundo, la única que le conocía bien y podía castigarle,darle donde más le doliera. Siempre a punto con la escopeta de los reproches cargada, con susmonsergas; comentarios malintencionados, que habían ido minando su autoestima. Desde niño la odiaba, pero dependía de ella, por eso cuando supo que su décimo era el premiado, lo decidió. Su nueva vida le esperaba y cuando se fuera del país, ninguna atadura sentimental quedaría atrás, y huérfano al fin, no daría explicaciones a nadie.

En la butaca de al lado, un quejido hondo, agónico, intentaba llamar su atención...Echó un vistazo iracundo. Una pierna ensangrentada, rozaba la suya.
-¡Muy bien, mamá! has logrado fastidiarme también la película, y ahora, ¡los zapatos! Pero será lo último...

Miró su reloj y aunque apenas distinguía las manecillas, comprobó que era la hora. Se levantó decidido y caminó hacia la salida.

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